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Retrospettiva di Alberto Lecchi

Un jugador crucial del cine argentino

Por Ernesto Garratt


Alberto Lecchi es un cineasta argentino que me gusta y llama la atención porque habla de tú a tú. Sus guiones, películas, nos tutean, nos interpelan como si nos conociéramos de siempre aunque sea la primera vez que uno pueda apreciar su humanista cine.

Me explico: Los personajes de Alberto Lecchi hablan desde una bendita horizontalidad -tan poco presente en el cine en general-. Algo que lo convierte en un artista único. Nada de alturas morales, nada de discusiones bizantinas. El mundo creativo de Alberto Lecchi nace y se expande desde la escala humana: su única y verdadera unidad de medida a lo largo de trece películas como director, títulos que funcionan perfecto para desentrañar qué nos mueve, qué nos hace ser personas,que nos convierte en esta especie.

Desde que vi su primera película como director, Perdido por Perdido, de 1993, debo decir que me atrapó el uso correcto del cine noir ambientado en una Buenos Aires tan palpable y real.Tan concreto y sufriente con su historia de un simple mortal que intenta evitar que las deudas le quiten su departamento. Se trató de una opera prima notable que además sirvió para que su joven protagonista, un tal Ricardo Darín, diera un paso definitivo en el cine. Gracias a Perdido por Perdido, Darín fue elogiado por la crítica y el público y fue de alguna manera el primer peldaño de su camino al estrellato fílmico.

Y bueno. Perdido por Perdido también fue el inicio del estrellato para Alberto Lecchi, quien un año antes, en 1992, había participado como guionista de esa maravilla de Adolfo Aristarain, Un lugar en el mundo, ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián.

Alberto Lecchi antes de encontrar su voz como director de cine, fue guionista y asistente de dirección en numerosas producciones. Pero cuando se decide a jugar como titular en el campo del cine, cuando se convierte en el goleador de su propio equipo, su carrera se convierte en un triunfo completo.

Hago alusión al fútbol porque ha sido parte fundamental en la vida de Alberto Lecchi. Su abuelo Gregorio fue guardameta del glorioso Temperley y él mismo, este talentoso artista, fue presidente de ese mismo club deportivo hasta hace poco, hasta dejarlo en una posición envidiable.

El cine, veo desde afuera, sería para Lecchi como jugar una partida de fútbol: un juego colectivo, donde colabora con sus pares-socios in crime para lograr el mejor desempeño:
Darío Grandinetti, por ejemplo, fue el protagonista de su segundo filme, El dedo en la llaga de 1996 y una reflexión en clave comedia sobre el teatro como encuentro. Darío Grandinetti también ha acompañado al director en otras cuatro películas. 

Operación Fangio (1999): coproducción con Cuba sobre el secuestro de un piloto de carreras en la Cuba de Batista. El juego de Arcibel (2003): un thriller alegórico filmado en Chile sobre un preso político en una dictadura latinoamericana, encerrado por un error de imprenta. O la comedia romántica El frasco (2003), donde Grandinetti es el chofer de un bus que accede transportar al gran Buenos Aires la muestra de orina de una damisela en problemas.

Otros integrantes claves en este team Lecchi son la española Ariadna Gil: la estrella europea se anota tres colaboraciones con este portento argentino, para empezar la emotiva Nueces para el amor (2000), los encuentros y desencuentros de una pareja perfecta (o eso parece), Gil y el argentino Gastón Pauls. La misma dupla reincide en Una estrella y dos cafés (2006), acerca de la inocente amistad nacida entre un arquitecto y una nena de 13 años del norte de Argentina. 

También menciono en esta líneas la tercera colaboración de Ariadna Gil con Lecchi: Sola contigo (2013), de nuevo un logrado thriller con Leonardo Sbaraglia y el chileno Gonzalo Valenzuela, sobre una mujer que tratará de redimirse consigo misma y con las personas que ha herido en su vida, ante una serie de llamadas que la amenazan de muerte.

Alberto Lecchi pone a jugar sobre el campo de juego de la vida a estos seres vivos que crea en complicidad con sus actores y equipo, una geografía humana -recreada, pero humana- sobre la que no podemos quitar los ojos de encima. El artilugio del cine le sale bien a Lecchi pues nos engaña, nos mueve por caminos que creemos que van a ser así, pero resultan que son asá. Es decir, es un maestro que maneja muy bien los géneros cinematográficos, es capaz en este sentido de realizar un cine convocante, masivo, popular, pero con un sentido de calidad y de superioridad de factura fuera de lugar.

De hecho, cuando HBO empezó a producir series en Latinoamérica, el nombre de Alberto Lecchi fue crucial, por ejemplo, para levantar un proyecto tan ambicioso como notable: me refiero a Epitafios, un policial oscuro e inteligente que fue un traje a la medida para el genio de este realizador.

Si la vida fuera un partido de fútbol, Alberto Lecchi sería un número 10 del cine. Un capo dentro de la cancha: un goleador. 
Y también un generoso talento capaz de hacer pases fundacionales, como lo hizo con Ricardo Darín al inicio de su carrera, o seguir el juego hasta hoy el día con compañeros de ruta como se puede ver en Te esperaré (2017), su última cinta a la fecha y un reencuentro con su actor fetiche, Darío Grandinetti.

Y solo una cosa más: dije más arriba que su cine te tutea porque lo que le pasa a sus personajes en su mundo tan personal, no tiene reparos ni pudores de reflejarse en las vidas cotidianas de los espectadores. Los Darío Grandinetti, las Ariadna Gil y los Gastón Pauls que salen en los filmes de Lecchi poseyendo a personajes/personas, tienen el encanto y embrujo de hacernos caer en sus simulaciones. Nos identificamos con estos roles falibles, pequeños, simples y que por obra y gracia de la cámara de Lecchi se convierten en los grandes jugadores en la cancha de la existencia.

Siempre, empujados al abismo por esa rara y extraña condición de asir: la real condición humana. Y Lecchi ya lleva décadas atrapándola por nosotros, en el VAR que podría definir su cine: un registro hermoso y sensible y humanista del partido más importante que jugamos en esta tierra

I film di questa sezione sono:

El frasco

di Alberto Lecchi
Argentina | Spagna - 2008 - 104 min.
(lingua: spagnolo / sottotitoli: italiano)

Tutti i giorni

El juego de Arcibel

di Alberto Lecchi
Argentina - 2003 - 115 min.
(lingua: spagnolo / sottotitoli: italiano)

Tutti i giorni

Nueces para el amor

di Alberto Lecchi
Argentina | Spagna - 2000 - 103 min.
(lingua: spagnolo / sottotitoli: italiano)

Tutti i giorni

Perdido por perdido

di Alberto Lecchi
Argentina - 1993 - 93 min.
(lingua: spagnolo / sottotitoli: italiano)

Tutti i giorni

Sola contigo

di Alberto Lecchi
Argentina | Spagna - 2013 - 97 min.
(lingua: spagnolo / sottotitoli: italiano)

Tutti i giorni

Una estrella y dos cafes

di Alberto Lecchi
Argentina | Spagna - 2006 - 85 min.
(lingua: spagnolo / sottotitoli: italiano)

Tutti i giorni